Un golpe de suerte.

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(...) En realidad, toda esta historia comenzó a fraguarse hace casi cien años. A nueve mil kilómetros de distancia. En algún condado perdido al oeste de Dublín. Cerca de ningún sitio. En la taberna de cualquier aldea irlandesa de nombre impronunciable. El día de San Patricio. O de la cosecha. O de la marmota. Algo se celebraba. O no. A fin de cuentas, tampoco era necesario ningún pretexto. Para beber. Para beber. Para beber. Hasta perder la conciencia. Hasta lograr olvidar que, detrás de cualquier noche, lo que aguardaba no era más que otro maldito día. Veinticuatro eternas horas en aquel agujero. En medio de ningún lado. Rodeados de amargura. Y desesperanza. En esas estaba el pueblo cuando estalló la pelea. En cuestión de segundos, todo el mundo comenzó a odiar todo el mundo. Nada fuera de lo común. Algo más de revuelo que otras veces, sí. Aunque no tan importante como para llegar a preocuparse. Pero la suerte no rondaba por allí aquella noche. Y si lo hacía, no mostró intención de conocer al muchacho. Cian Murphy se acercaba con cara de pocos amigos. Con los ojos inyectados en rabia. Y, antes de correr riesgos, decidió tomar la iniciativa. Soltó la izquierda. Murphy reculó, tropezó con sus propios pasos y fue cayendo de espaldas hasta la barra. Golpeó su nuca contra el borde. Y allí terminó todo. (...)

Extracto del relato "La carretera de Rose".
Javi Tortosa.