Cosas que los nietos deberían saber.

(...) Me paso el día entero nerviosísimo, luego hacemos la prueba de sonido y nos preparamos para la actuación en el Albert Hall. Me preocupa no ser digno de ocupar el mismo escenario que tantos y tantos de mis ídolos. Pero a medida que el recinto se llena, cuando se apagan las luces y salgo a escena me siento extrañamente tranquilo. No estoy nervioso en absoluto... y es raro porque a mí me entran los nervios cada noche, y esta es una velada muy especial. Pero algo ha cambiado en mi interior, y de repente me siento a gusto. Toco canciones de todas las etapas de mi vida y, mientras las canto, me siento en absoluta sintonía con lo que sentí al escribirlas años atrás... (...)

(...) Vivir un día más siempre me ha parecido un éxito. Oigo mi voz reverberar en las paredes del Albert Hall y volver hacia mí. Me fijo en todos los asistentes, que parecen realmente interesados en lo que tengo que decir. Pienso en la noche en que, mientras fumaba un cigarro en el porche, imaginé el concierto que ahora mismo estoy dando. En cómo me quedé mirando el humo flotar hacia el cielo y en cómo imaginé la compleja situación en la que me veo ahora inmerso. Es asombroso ser capaz de hacer algo así, pienso. (...)

Cosas que los nietos deberían saber.
Mark Oliver Everett


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