-Jefe, jefe…
-Qué…
-¿No se va a la cama?
-No, ahora no.
-¿Y no piensa hacerlo en
un futuro próximo?
-No.
-¿No piensa acostarse
nunca?
-¡No!
-Pues yo tampoco tengo
sueño.
-Ven, anda, echa un trago.
-No. No quiero, vámonos.
-Bien, pues quédate sin
echar un trago.
-Jefe, tiene que salir de aquí.
-Jefe, tiene que salir de aquí.
-¡No, señor! Estoy
esperando a una dama.
-Vámonos, jefe. No debe
meterse en líos.
-Ella va a venir. Sé que
va a venir.
-Podemos coger el coche,
irnos a la aventura. Emborracharnos. Ir de pesca hasta que ella se haya ido.
-¡Cállate y vete a casa!
¿quieres?
-No, señor. Yo me quedo
aquí.
-Se llevan a Ugarte y
aparece ella. Unos van y otros vienen ¿Sam?
-¿Sí, jefe?
-Sam, si es diciembre de
1941 aquí en Casablanca, ¿qué hora es allí, en Nueva York?
-Eh, se me parado el
reloj.
-Deben de dormir en Nueva
York. Deben de dormir en toda América… De todos los cafés y locales del mundo, aparece en el mío. ¿Qué estás tocando?
-Una canción que he
compuesto.
-Para. Ya sabes lo que
quiero escuchar.
-No lo sé.
-La tocaste para ella, tócala
para mí.
-Bueno, es que no la
recuerdo.
-Si ella la resistió, yo
también. ¡Tócala!
No hay comentarios:
Publicar un comentario