Trazos en falso. La banda sonora (II).

"A la de tres" es el primer relato del libro. Y, aunque en una versión más reducida, también fue la entrada que inauguró este blog. La que prendió la mecha, la que propició el triple salto mortal. Y no crean, no resultó algo rápido y sencillo. Estuve dándole vueltas durante un buen tiempo. No acababa de verlo claro. Unas veces el diseño, otras el contenido, otras yo que sé. Excusas. Torpes tretas de pésimo jugador. Como tantas veces, la sensación de perder el control provoca que surjan las dudas. Los psiquiatras hablan de procrastinación. De la tendencia que tenemos a posponer tareas. Especialmente las que nos producen ansiedad, tensión, esfuerzo, desasosiego. Encontramos alivio al considerar que ha surgido alguna cuestión que requiere de solución inmediata. Desviamos nuestra atención hacia ella y olvidamos cuál era nuestro propósito inicial. Bueno, olvidamos… ya me entienden. Lo cierto es que no sirve de nada. Por mucho que nos engañemos, siempre acabamos tropezando con nuestros números rojos. Lo mejor es afrontarlo cuanto antes. Como cuando miramos el agua de la piscina subidos a un trampolín. Una, dos y… De ahí el título del relato. Era necesario. Tenía que hacerlo. En caso contrario, iba a terminar con mis sesos convertidos en un jodido queso de gruyere. Por aquel entonces, año dos mil nueve, andaba yo preparando la que iba a ser mi primera maratón, Nueva York. Quemando suelas, devorando kilómetros de forma compulsiva, llenado largas tiradas con listas de reproducción. Una de aquellas listas incluía el A.M. de Wilco. Enorme disco. Dice Miguel Angel Casas que es el mejor álbum de country alternativo que se ha publicado nunca. Yo no voy a contradecirle. En primer lugar, porque el tipo tiene buen criterio en cuestiones musicales. En segundo, porque no tengo argumentos para afirmar lo contrario. Y en tercero, me remito a los puntos uno y dos. El caso es que, entre aquel puñado de grandes canciones, había una que me llamó la atención sobre el resto. Un medio tiempo en el que un par de frases se van repitiendo de forma recurrente: No deberías tener miedo, no deberías avergonzarte. Qué quieren, parecía que Jeff Tweedy me lo estuviera diciendo directamente a mí. Lo tuve claro. Había encontrado las notas del primer relato del blog. 

Con todos ustedes, “Shouldn’t be ashamed”, by Wilco.

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